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8 de diciembre | Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

La historia de la Inmaculada Concepción de María

Una fiesta llamada la Concepción de María surgió en la Iglesia Oriental en el siglo VII. Llegó a Occidente en el siglo VIII. En el siglo XI recibió su nombre actual, la Inmaculada Concepción. En el siglo XVIII se convirtió en una fiesta de la Iglesia universal. Ahora se reconoce como una solemnidad.

En 1854, Pío IX proclamó solemnemente: “La Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio concedido por Dios todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, fue preservado libre de toda mancha del pecado original.”

Tomó mucho tiempo para que esta doctrina se desarrollara. Si bien muchos Padres y Doctores de la Iglesia consideraban a María la más grande y santa de los santos, a menudo tenían dificultades para ver a María sin pecado, ya sea en su concepción o durante toda su vida. Esta es una de las enseñanzas de la Iglesia que surgió más de la piedad de los fieles que de las intuiciones de brillantes teólogos. Incluso los campeones de María como Bernardo de Claraval y Tomás de Aquino no pudieron ver la justificación teológica de esta enseñanza.

Dos franciscanos, William of Ware y el Beato John Duns Scotus, ayudaron a desarrollar la teología. Señalaron que la Inmaculada Concepción de María realza la obra redentora de Jesús. Otros miembros de la raza humana son limpiados del pecado original después del nacimiento. En María, la obra de Jesús fue tan poderosa como para prevenir de entrada el pecado original.

Reflexión

En Lucas 1:28 el ángel Gabriel, hablando en nombre de Dios, se dirige a María como “llena de gracia” o “muy favorecida”. En ese contexto, esta frase significa que María está recibiendo toda la ayuda divina especial necesaria para la tarea que tiene por delante. Sin embargo, la Iglesia crece en entendimiento con la ayuda del Espíritu Santo. El Espíritu llevó a la Iglesia, especialmente a los no teólogos, a la intuición de que María debía ser la obra más perfecta de Dios junto a la Encarnación. O más bien, la íntima asociación de María con la Encarnación exigió la participación especial de Dios en toda la vida de María.

La lógica de la piedad ayudó al pueblo de Dios a creer que María estaba llena de gracia y libre de pecado desde el primer momento de su existencia. Además, este gran privilegio de María es el punto culminante de todo lo que Dios ha hecho en Jesús. Bien entendida, la incomparable santidad de María manifiesta la incomparable bondad de Dios.

8 de diciembre

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