Historias de San Agustín Zhao Rong y sus compañeros

El cristianismo llegó a China a través de Siria en los años 600. Dependiendo de las relaciones de China con el mundo exterior, el cristianismo a lo largo de los siglos fue libre de crecer o se vio obligado a operar en secreto.

Los 120 mártires de este grupo murieron entre 1648 y 1930. Ochenta y siete de ellos nacieron en China y eran niños, padres, catequistas o trabajadores, con edades comprendidas entre los nueve años y los 72. Este grupo incluye cuatro sacerdotes diocesanos chinos. Los 33 mártires nacidos en el extranjero eran en su mayoría sacerdotes o religiosas, especialmente de la Orden de Predicadores, la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, los Frailes Menores, la Compañía de Jesús, la Sociedad de San Francisco de Sales (Salesianos) y Franciscanas Misioneras de María. .

Augustine Zhao Rong fue un soldado chino que acompañó al obispo John Gabriel Taurin Dufresse de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París a su martirio en Beijing. No mucho después de su bautismo, Agustín fue ordenado sacerdote diocesano. Fue martirizado en 1815.

Beatificados en grupos en varias ocasiones, estos 120 mártires fueron canonizados juntos en Roma el 1 de octubre de 2000.

Reflexión

La República Popular China y la Iglesia Católica Romana tienen cada una más de mil millones de miembros, pero solo hay alrededor de 12 millones de católicos en China. Las razones de ello se explican mejor por conflictos históricos que por un rechazo total de la Buena Nueva de Jesucristo. Los mártires nacidos en China honrados por la fiesta de hoy fueron considerados por sus perseguidores como peligrosos porque eran considerados aliados de países católicos enemigos. Los mártires nacidos fuera de China a menudo intentaron distanciarse de las luchas políticas europeas relacionadas con China, pero sus perseguidores los vieron como occidentales y, por lo tanto, por definición, antichinos.

La Buena Noticia de Jesucristo está destinada al beneficio de todos los pueblos; los mártires de hoy lo sabían. Que los cristianos del siglo XXI vivan de tal manera que las mujeres y los hombres chinos se sientan atraídos por escuchar esa Buena Nueva y abrazarla.

9 de julio