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21 de junio | San Luis Gonzaga

San Luis Gonzaga

Historia de San Luis Gonzaga

El Señor puede hacer santos en cualquier lugar, incluso en medio de la brutalidad y el libertinaje de la vida del Renacimiento. Florencia fue la "madre de la piedad" para Aloysius Gonzaga a pesar de su exposición a una "sociedad de fraude, puñal, veneno y lujuria". Como hijo de una familia principesca, creció en cortes reales y campamentos militares. Su padre quería que Aloysius fuera un héroe militar.

A los 7 años, Aloysius experimentó una profunda vivificación espiritual. Sus oraciones incluían el Oficio de María, los salmos y otras devociones. A los 9 años vino de su ciudad natal de Castiglione a Florencia para formarse; a los 11 años enseñaba catecismo a niños pobres, ayunaba tres días a la semana y practicaba grandes austeridades. Cuando tenía 13 años viajó con sus padres y la emperatriz de Austria a España, y actuó como paje en la corte de Felipe II. Cuanto más vio Aloysius de la vida de la corte, más desilusionado se volvió, buscando alivio al aprender sobre la vida de los santos.

Un libro sobre la experiencia de los misioneros jesuitas en la India le sugirió la idea de ingresar en la Compañía de Jesús, y en España su decisión fue definitiva. Ahora comenzó un concurso de cuatro años con su padre. Se presionó a eclesiásticos y laicos eminentes para que sirvieran para persuadir a Aloysius de que permaneciera en su vocación "normal". Finalmente prevaleció, se le permitió renunciar a su derecho a la sucesión y fue recibido en el noviciado de los jesuitas.

Al igual que otros seminaristas, Aloysius se enfrentó a un nuevo tipo de penitencia: aceptar diferentes ideas sobre la naturaleza exacta de la penitencia. Se vio obligado a comer más y a divertirse con los demás estudiantes. Se le prohibió orar excepto en los momentos establecidos. Dedicó cuatro años al estudio de la filosofía y tuvo como consejero espiritual a san Roberto Belarmino.

En 1591, una plaga asoló Roma. Los jesuitas abrieron un hospital propio. El propio superior general y muchos otros jesuitas prestaron un servicio personal. Debido a que cuidaba a los pacientes, los lavaba y les hacía las camas, Aloysius contrajo la enfermedad. La fiebre persistió después de su recuperación y estaba tan débil que apenas podía levantarse de la cama. Sin embargo, mantuvo su gran disciplina de oración, sabiendo que moriría tres meses después, dentro de la octava del Corpus Christi, a la edad de 23 años.

Reflexión

Como un santo que ayunaba, se azotaba, buscaba la soledad y la oración, y no miraba los rostros de las mujeres, Aloysius parece un patrón improbable de la juventud en una sociedad donde el ascetismo se limita a los campos de entrenamiento de equipos de fútbol y boxeadores, y la permisividad sexual le queda poco para permitir. ¿Puede una sociedad con sobrepeso y aire acondicionado privarse de algo? Lo hará cuando descubra una razón, como hizo Aloysius. La motivación para dejar que Dios nos purifique es la experiencia de Dios amándonos en oración.

21 de junio

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