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5 de junio | San Bonifacio

San Bonifacio

La historia de San Bonifacio

Bonifacio, conocido como el apóstol de los germanos, fue un monje benedictino inglés que renunció a ser elegido abad para dedicar su vida a la conversión de las tribus germánicas. Destacan dos características: su ortodoxia cristiana y su fidelidad al Papa de Roma.

Cuán absolutamente necesaria era esta ortodoxia y fidelidad se ve confirmada por las condiciones que Bonifacio encontró en su primer viaje misionero en 719 a pedido del Papa Gregorio II. El paganismo era una forma de vida. El cristianismo que encontró había caído en el paganismo o estaba mezclado con error. El clero fue el principal responsable de estas últimas condiciones, ya que en muchos casos eran incultos, negligentes y cuestionablemente obedientes a sus obispos. En casos particulares, sus mismas ordenaciones eran cuestionables.

Estas son las condiciones que Bonifacio iba a informar en 722 en su primera visita de regreso a Roma. El Santo Padre le encargó reformar la Iglesia alemana. El Papa envió cartas de recomendación a los líderes religiosos y civiles. Bonifacio admitió más tarde que su trabajo no habría tenido éxito, desde un punto de vista humano, sin una carta de salvoconducto de Carlos Martel, el poderoso gobernante franco, abuelo de Carlomagno. Bonifacio finalmente fue nombrado obispo regional y autorizado para organizar toda la Iglesia alemana. Tuvo un éxito eminente.

En el reino franco encontró grandes problemas debido a la injerencia de los laicos en las elecciones de los obispos, la mundanalidad del clero y la falta de control papal.

Durante una misión final a los frisones, Bonifacio y 53 compañeros fueron masacrados mientras preparaba conversos para la confirmación.

Para restaurar la fidelidad de la Iglesia germánica a Roma y convertir a los paganos, Bonifacio se había guiado por dos principios. El primero fue restaurar la obediencia del clero a sus obispos en unión con el papa de Roma. El segundo fue el establecimiento de muchas casas de oración que tomaron la forma de monasterios benedictinos. Un gran número de monjes y monjas anglosajones lo siguieron al continente, donde introdujo a las monjas benedictinas en el apostolado activo de la educación.

Reflexión

Bonifacio confirma la regla cristiana: Seguir a Cristo es seguir el camino de la cruz. Para Bonifacio, no se trataba sólo del sufrimiento físico o la muerte, sino de la dolorosa, ingrata y desconcertante tarea de la reforma de la Iglesia. A menudo se piensa en la gloria misionera en términos de traer nuevas personas a Cristo. Parece, pero no es, menos glorioso sanar a la familia de la fe.

5 de junio

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