La historia de San Norberto

En el siglo XII, en la región francesa de Premontre, San Norberto fundó una Orden religiosa conocida como los Premonstratenses o los Norbertinos. Su fundación de la Orden fue una tarea monumental: combatir las herejías desenfrenadas, particularmente con respecto al Santísimo Sacramento, revitalizar a muchos de los fieles que se habían vuelto indiferentes y disolutos, además de lograr la paz y la reconciliación entre los enemigos.

Norbert no abrigaba pretensiones sobre su propia capacidad para realizar esta tarea múltiple. Incluso con la ayuda de un buen número de hombres que se unieron a su Orden, se dio cuenta de que nada podía hacerse con eficacia sin el poder de Dios. Al encontrar esta ayuda especialmente en la devoción al Santísimo Sacramento, él y sus norbertinos alabaron a Dios por el éxito en la conversión de los herejes, la reconciliación de numerosos enemigos y la reconstrucción de la fe en los creyentes indiferentes. Muchos de ellos vivían en casas centrales durante la semana y servían en parroquias los fines de semana.

De mala gana, Norberto se convirtió en arzobispo de Magdeburg en el centro de Alemania, un territorio mitad pagano y mitad cristiano. En este cargo continuó con celo y valentía su trabajo por la Iglesia hasta su muerte el 6 de junio de 1134.

Reflexión

Un mundo diferente no lo pueden construir personas indiferentes. Lo mismo es cierto con respecto a la Iglesia. La indiferencia de un gran número de fieles nominales a la autoridad eclesiástica ya las doctrinas esenciales de la fe debilita el testimonio de la Iglesia. La lealtad inquebrantable a la Iglesia y la ferviente devoción a la Eucaristía, tal como las practicó Norberto, continuarán inconmensurablemente para mantener al pueblo de Dios de acuerdo con el corazón de Cristo.

6 de junio