Historia de San Guillermo de York

Una elección disputada como arzobispo de York y una muerte misteriosa. Esos son los titulares de la trágica vida del santo de hoy.

Nacido en una familia poderosa en la Inglaterra del siglo XII, William parecía destinado a grandes cosas. Su tío era el siguiente en la línea de sucesión al trono inglés, aunque una desagradable lucha dinástica complicó las cosas. El propio William se enfrentó a una disputa interna en la Iglesia.

A pesar de estos obstáculos, fue nombrado arzobispo de York en 1140. Sin embargo, los clérigos locales se mostraron menos entusiastas y el arzobispo de Canterbury se negó a consagrar a William. Tres años después, un obispo vecino realizó la consagración, pero careció de la aprobación del Papa Inocencio II, cuyos sucesores también negaron la aprobación. William fue depuesto y se ordenó una nueva elección.

No fue hasta 1154, 14 años después de haber sido nominado por primera vez, que William se convirtió en arzobispo de York. Cuando entró en la ciudad esa primavera después de años de exilio, recibió una entusiasta bienvenida. A los dos meses estaba muerto, probablemente por envenenamiento. Su asistente administrativo era sospechoso, aunque nunca se tomó una decisión formal.

A pesar de todo lo que le sucedió, William no mostró resentimiento hacia sus oponentes. Después de su muerte, se le atribuyeron muchos milagros. Fue canonizado 73 años después.

Reflexión

“Las cosas buenas llegan a los que esperan” podría ser el eslogan para el santo de hoy. No siempre conseguimos lo que queremos cuando lo queremos. A veces tenemos que esperar con paciencia, confiando en que si es para nuestro bien, Dios nos bendecirá.

8 de junio