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9 de marzo | Santa Francisca de Roma

Santa Francisca de Roma

Historia de Santa Francisca de Roma

La vida de Frances combina aspectos de la vida secular y religiosa. Una esposa devota y amorosa, anhelaba un estilo de vida de oración y servicio, por lo que organizó un grupo de mujeres para atender las necesidades de los pobres de Roma.

Nacida de padres adinerados, Frances se sintió atraída por la vida religiosa durante su juventud. Pero sus padres se opusieron y un joven noble fue seleccionado para ser su esposo.

Al conocer a sus nuevos parientes, Frances pronto descubrió que la esposa del hermano de su esposo también deseaba vivir una vida de servicio y oración. Así que las dos, Frances y Vannozza, partieron juntas, con la bendición de sus maridos, para ayudar a los pobres.

Frances se enfermó por un tiempo, pero aparentemente esto solo profundizó su compromiso con las personas que sufrían que conocía. Pasaron los años y Frances dio a luz a dos hijos y una hija. Con las nuevas responsabilidades de la vida familiar, la joven madre centró su atención más en las necesidades de su propio hogar.

La familia floreció bajo el cuidado de Frances, pero a los pocos años una gran plaga comenzó a azotar Italia. Golpeó a Roma con una crueldad devastadora y dejó muerto al segundo hijo de Frances. En un esfuerzo por ayudar a aliviar parte del sufrimiento, Frances usó todo su dinero y vendió sus posesiones para comprar todo lo que los enfermos pudieran necesitar. Cuando se agotaron todos los recursos, Frances y Vannozza fueron de puerta en puerta pidiendo limosna. Más tarde, la hija de Frances murió y la santa abrió una sección de su casa como hospital.

Frances se convenció cada vez más de que esta forma de vida era tan necesaria para el mundo, y no pasó mucho tiempo antes de que solicitara y obtuviera permiso para fundar una sociedad de mujeres sin compromiso. Simplemente se ofrecieron a Dios y al servicio de los pobres. Una vez establecida la sociedad, Frances optó por no vivir en la residencia comunitaria, sino en casa con su esposo. Hizo esto durante siete años, hasta que su esposo falleció, y luego vino a vivir el resto de su vida con la sociedad, sirviendo a los más pobres de los pobres.

Reflexión

Mirando la vida ejemplar de fidelidad a Dios y devoción al prójimo que tuvo la bendición de llevar Francisco de Roma, uno no puede dejar de recordar a santa Teresa de Calcuta, que amaba a Jesucristo en la oración y también en los pobres. La vida de Francisca de Roma llama a cada uno de nosotros no sólo a buscar profundamente a Dios en la oración, sino también a llevar nuestra devoción a Jesús viviendo en el sufrimiento de nuestro mundo. Frances nos muestra que esta vida no tiene por qué estar restringida a aquellos obligados por votos.

9 de marzo

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