La historia de la presentación de la Santísima Virgen María

La presentación de María se celebró en Jerusalén en el siglo VI. Allí se construyó una iglesia en honor a este misterio. La Iglesia oriental estaba más interesada en la fiesta, pero aparece en Occidente en el siglo XI. Aunque la fiesta desapareció en ocasiones del calendario, en el siglo XVI se convirtió en fiesta de la Iglesia universal.

Al igual que con el nacimiento de María, leemos de la presentación de María en el templo solo en la literatura apócrifa. En lo que se reconoce como un relato no histórico, el Protoevangelio de Santiago nos dice que Ana y Joaquín ofrecieron a María a Dios en el Templo cuando ella tenía 3 años. Esto fue para llevar a cabo una promesa hecha a Dios cuando Anna aún no tenía hijos.

Aunque no se puede probar históricamente, la presentación de María tiene un propósito teológico importante. Continúa el impacto de las fiestas de la Inmaculada Concepción y del nacimiento de María. Enfatiza que la santidad conferida a María desde el comienzo de su vida en la tierra continuó durante su primera infancia y más allá.

Reflexión

A veces es difícil para los occidentales modernos apreciar una fiesta como esta. La Iglesia oriental, sin embargo, estaba bastante abierta a esta fiesta e incluso insistía un poco en celebrarla. Aunque la fiesta no tiene base histórica, enfatiza una verdad importante sobre María: desde el comienzo de su vida, ella estuvo dedicada a Dios. Ella misma se convirtió en un templo más grande que cualquiera hecho por manos. Dios vino a morar en ella de una manera maravillosa y la santificó por su papel único en la obra salvadora de Dios. Al mismo tiempo, la magnificencia de María enriquece a sus hijos. Ellos—nosotros—también somos templos de Dios y santificados para que podamos disfrutar y compartir la obra salvadora de Dios.

21 de noviembre