La historia de San Andrés

Andrés era hermano de San Pedro, y fue llamado con él. “Andando [Jesús] junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, que ahora se llama Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; ellos eran pescadores. Él les dijo: 'Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.' En seguida dejaron sus redes y lo siguieron” (Mateo 4:18-20).

Juan el evangelista presenta a Andrés como discípulo de Juan el Bautista. Cuando Jesús pasó un día, Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios”. Andrés y otro discípulo siguieron a Jesús. “Jesús se volvió y vio que lo seguían y les dijo: '¿Qué buscan?' Le dijeron: 'Rabí (que traducido significa Maestro), ¿dónde vives?' Él les dijo: 'Venid, y veréis.' Fueron, pues, y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día” (Juan 1:38-39a).

Poco más se dice de Andrés en los Evangelios. Antes de la multiplicación de los panes, fue Andrés quien habló sobre el niño que tenía los panes de cebada y los peces. Cuando los gentiles fueron a ver a Jesús, vinieron a Felipe, pero Felipe entonces recurrió a Andrés.

Cuenta la leyenda que Andrés predicó las Buenas Nuevas en lo que ahora es la Grecia y Turquía modernas y fue crucificado en Patras en una cruz en forma de X.

Reflexión

Como en el caso de todos los apóstoles excepto Pedro y Juan, los Evangelios nos dan poco sobre la santidad de Andrés. Él era un apóstol. Es suficiente. Fue llamado personalmente por Jesús para anunciar la Buena Nueva, curar con el poder de Jesús y compartir su vida y muerte. La santidad hoy no es diferente. Es un don que incluye una llamada a la preocupación por el Reino, una actitud de salida que no quiere nada más que compartir las riquezas de Cristo con todas las personas.

30 de noviembre