Historia de San Narciso de Jerusalén

La vida en la Jerusalén de los siglos II y III no pudo haber sido fácil, pero San Narciso logró vivir mucho más allá de los 100 años. Algunos incluso especulan que vivió hasta los 160.

Los detalles de su vida son incompletos, pero hay muchos informes de sus milagros. El milagro por el que más se recuerda a Narciso fue convertir el agua en aceite para usar en las lámparas de la iglesia el Sábado Santo cuando los diáconos se habían olvidado de proporcionarlo.

Sabemos que Narciso se convirtió en obispo de Jerusalén a fines del siglo II. Era conocido por su santidad, pero hay indicios de que muchas personas lo encontraron duro y rígido en sus esfuerzos por imponer la disciplina en la Iglesia. Uno de sus muchos detractores acusó a Narciso de un delito grave en un momento dado. Aunque los cargos en su contra no se mantuvieron, aprovechó la ocasión para retirarse de su cargo de obispo y vivir en soledad. Su desaparición fue tan repentina y convincente que mucha gente asumió que realmente había muerto.

Varios sucesores fueron nombrados durante sus años de aislamiento. Finalmente, Narciso reapareció en Jerusalén y fue persuadido para que reasumiera sus funciones. Para entonces había alcanzado una edad avanzada, por lo que se trajo a un obispo más joven para que lo ayudara hasta su muerte.

Reflexión

A medida que aumenta nuestra esperanza de vida y enfrentamos los problemas corporales del envejecimiento, podemos tener en mente a San Narciso y pedirle que nos ayude a enfrentar nuestros problemas en desarrollo.

29 de octubre