La historia de San Wolfgang de Ratisbona

Wolfgang nació en Suabia, Alemania, y se educó en una escuela ubicada en la abadía de Reichenau. Allí conoció a Henry, un joven noble que se convirtió en arzobispo de Trier. Mientras tanto, Wolfgang permaneció en estrecho contacto con el arzobispo, enseñando en la escuela de su catedral y apoyando sus esfuerzos por reformar el clero.

A la muerte del arzobispo, Wolfgang decidió convertirse en monje benedictino y se mudó a una abadía en Einsiedeln, ahora parte de Suiza. Ordenado sacerdote, fue nombrado director de la escuela del monasterio allí. Más tarde fue enviado a Hungría como misionero, aunque su celo y buena voluntad dieron resultados limitados.

El emperador Otto II lo nombró obispo de Regensburg, cerca de Munich. Wolfgang inició inmediatamente la reforma del clero y de la vida religiosa, predicando con vigor y eficacia y demostrando siempre una preocupación especial por los pobres. Llevaba el hábito de un monje y vivía una vida austera.

El atractivo de la vida monástica nunca lo abandonó, incluido el deseo de una vida de soledad. En un momento dejó su diócesis para poder dedicarse a la oración, pero sus responsabilidades como obispo lo llamaron de regreso. En 994, Wolfgang se enfermó durante un viaje; murió en Puppingen cerca de Linz, Austria. Fue canonizado en 1052. Su fiesta se celebra ampliamente en gran parte de Europa central.

Reflexión

Wolfgang podría representarse como un hombre con las mangas arremangadas. Incluso trató de retirarse a la oración solitaria, pero tomarse en serio sus responsabilidades lo llevó de nuevo al servicio de su diócesis. Hacer lo que había que hacer era su camino hacia la santidad y el nuestro.

31 de octubre