La historia de Santa Julia Billiart

Nacida en Cuvilly, Francia, en una familia de granjeros acomodados, la joven Marie Rose Julie Billiart mostró un interés temprano en la religión y en ayudar a los enfermos y los pobres. Aunque los primeros años de su vida fueron relativamente pacíficos y sin complicaciones, Julie tuvo que dedicarse al trabajo manual cuando era una adolescente cuando su familia perdió el dinero. Sin embargo, dedicaba su tiempo libre a la enseñanza del catecismo a los jóvenes ya los trabajadores del campo.

Una misteriosa enfermedad se apoderó de ella cuando tenía unos 30 años. Al presenciar un intento de herir o incluso matar a su padre, Julie quedó paralizada y quedó completamente inválida. Durante las siguientes dos décadas, continuó enseñando lecciones de catecismo desde su cama, ofreció consejos espirituales y atrajo a visitantes que habían oído hablar de su santidad.

Cuando estalló la Revolución Francesa en 1789, las fuerzas revolucionarias se dieron cuenta de su lealtad a los sacerdotes fugitivos. Con la ayuda de amigos, la sacaron de contrabando de Cuvilly en un carro de heno. Luego pasó varios años escondida en Compiegne, siendo trasladada de casa en casa a pesar de su creciente dolor físico. Incluso perdió el poder del habla por un tiempo.

Pero este período también resultó ser un tiempo espiritual fructífero para Julie. Fue en este momento que tuvo una visión en la que vio el Calvario rodeada de mujeres en hábitos religiosos y escuchó una voz que decía: “He aquí estas hijas espirituales que te doy en un instituto marcado por la cruz”.

A medida que pasaba el tiempo y Julie continuaba con su vida móvil, conoció a una mujer aristocrática, Françoise Blin de Bourdon, que compartía el interés de Julie por enseñar la fe. En 1803, las dos mujeres iniciaron el Instituto de Notre Dame, que se dedicó a la educación de las jóvenes cristianas pobres y la formación de catequistas. Al año siguiente, las primeras Hermanas de Notre Dame hicieron sus votos. Ese fue el mismo año en que Julie se recuperó de la enfermedad: pudo caminar por primera vez en 22 años.

Aunque Julie siempre había estado atenta a las necesidades especiales de los pobres y esa siempre siguió siendo su prioridad, también se dio cuenta de que otras clases de la sociedad necesitaban instrucción cristiana. Desde la fundación de las Hermanas de Notre Dame hasta su muerte, Julie estuvo en camino, abriendo una variedad de escuelas en Francia y Bélgica que sirvieron a los pobres y ricos, grupos vocacionales, maestros. Finalmente, Julie y Françoise trasladaron la casa madre a Namur, Bélgica.

Julie murió allí en 1816. Fue canonizada en 1969.

Reflexión

La inmovilidad de Julie no impidió de ninguna manera sus actividades. A pesar de su sufrimiento, logró cofundar una orden de enseñanza que atendía las necesidades tanto de los pobres como de los ricos. Cada uno de nosotros tiene limitaciones, pero la peor enfermedad que cualquiera de nosotros puede sufrir es la parálisis espiritual que nos impide hacer la obra de Dios en la tierra.

8 de abril