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26 de diciembre | San Esteban

San Esteban

La historia de San Esteban

“A medida que el número de discípulos seguía creciendo, los cristianos de habla griega se quejaron de los cristianos de habla hebrea, diciendo que sus viudas estaban siendo desatendidas en la distribución diaria. Entonces los Doce reunieron a la comunidad de los discípulos y dijeron: 'No es correcto que descuidemos la palabra de Dios para servir a la mesa. Hermanos, seleccionad de entre vosotros a siete hombres íntegros, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes designaremos para esta tarea, mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.' La propuesta fue aceptada por toda la comunidad, por lo que escogieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo…” (Hechos 6:1-5).

Hechos de los Apóstoles dice que Esteban era un hombre lleno de gracia y poder, que hacía grandes maravillas entre la gente. Ciertos judíos, miembros de la sinagoga de los libertos romanos, debatieron con Esteban, pero demostraron no estar a la altura de la sabiduría y el espíritu con los que hablaba. Persuadieron a otros para que lo acusaran de blasfemia. Fue apresado y llevado ante el Sanedrín.

En su discurso, Esteban recordó la guía de Dios a través de la historia de Israel, así como la idolatría y la desobediencia de Israel. Luego afirmó que sus perseguidores estaban mostrando este mismo espíritu. “…ustedes siempre se oponen al Espíritu Santo; sois como vuestros padres” (Hechos 7:51b).

El discurso de Stephen provocó la ira de la multitud. “Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios, y dijo: 'He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios.' …Lo echaron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. …Mientras estaban apedreando a Esteban, él gritó, 'Señor Jesús, recibe mi espíritu.' …'Señor, no les tomes en cuenta este pecado'” (Hechos 7:55-56, 58a, 59, 60b).

Reflexión

Esteban murió como lo hizo Jesús: acusado falsamente, llevado a una condenación injusta porque habló la verdad sin temor. Murió con los ojos confiados en Dios y con una oración de perdón en los labios. Una muerte “feliz” es aquella que nos encuentra en el mismo espíritu, ya sea que nuestra muerte sea tan tranquila como la de José o tan violenta como la de Esteban: muriendo con valentía, confianza total y amor perdonador.

26 de diciembre

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