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9 de diciembre | san juan diego

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Historia de San Juan Diego

Miles de personas se reunieron en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe el 31 de julio de 2002 para la canonización de Juan Diego, a quien se le apareció la Santísima Virgen en el siglo XVI. El Papa Juan Pablo II celebró la ceremonia en la que el pobre campesino indio se convirtió en el primer santo de la Iglesia indígena de las Américas.

El Santo Padre llamó al nuevo santo “un indio sencillo y humilde” que aceptó el cristianismo sin renunciar a su identidad de indio. “Al alabar al indio Juan Diego, quiero expresarles a todos ustedes la cercanía de la Iglesia y del Papa, abrazándolos con amor y animándolos a superar con esperanza los momentos difíciles que están atravesando”, dijo Juan Pablo II. Entre los miles presentes en el evento se encontraban miembros de los 64 grupos indígenas de México.

Primero llamado Cuauhtlatohuac (“El águila que habla”), el nombre de Juan Diego está vinculado para siempre con Nuestra Señora de Guadalupe porque fue a él a quien se apareció por primera vez en el cerro del Tepeyac el 9 de diciembre de 1531. Se cuenta la parte más famosa de su historia. en relación con la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de diciembre. Después de que las rosas reunidas en su tilma se transformaran en la imagen milagrosa de Nuestra Señora, sin embargo, poco más se dice de Juan Diego.

Con el tiempo vivió cerca del santuario construido en Tepeyac, reverenciado como un catequista santo, desinteresado y compasivo, que enseñaba con la palabra y especialmente con el ejemplo.

Durante su visita pastoral a México en 1990, el Papa Juan Pablo II confirmó el antiguo culto litúrgico en honor a Juan Diego, beatificándolo. Doce años más tarde el mismo Papa lo proclamó santo.

Reflexión

Dios contó con Juan Diego para desempeñar un papel humilde pero enorme en llevar la Buena Nueva a los pueblos de México. Superando sus propios miedos y las dudas del obispo Juan de Zumárraga, Juan Diego cooperó con la gracia de Dios en mostrar a su pueblo que la Buena Noticia de Jesús es para todos. El Papa Juan Pablo II aprovechó la ocasión de la beatificación de Juan Diego para instar a los laicos mexicanos a asumir sus responsabilidades para transmitir la Buena Nueva y testimoniarla.

9 de diciembre

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