La historia del Beato Sebastián de Aparicio

Los caminos y puentes de Sebastián conectaron muchos lugares distantes. Su última construcción de puentes fue ayudar a hombres y mujeres a reconocer su dignidad y destino dados por Dios.

Los padres de Sebastián eran campesinos españoles. A la edad de 31 años, navegó a México, donde comenzó a trabajar en los campos. Eventualmente, construyó caminos para facilitar el comercio agrícola y otros tipos de comercio. Su carretera de 466 millas desde la Ciudad de México hasta Zacatecas tardó 10 años en construirse y requirió cuidadosas negociaciones con los pueblos indígenas a lo largo del camino.

Con el tiempo, Sebastián fue un agricultor y ranchero rico. A la edad de 60 años, contrajo matrimonio virginal. La motivación de su esposa puede haber sido una gran herencia; el suyo era proporcionar una vida respetable a una muchacha sin siquiera una modesta dote de matrimonio. Cuando murió su primera esposa, contrajo otro matrimonio virginal por la misma razón; su segunda esposa también murió joven.

A la edad de 72 años, Sebastián repartió sus bienes entre los pobres y entró como hermano en los franciscanos. Asignado al convento grande (de 100 miembros) en Puebla de los Ángeles, al sur de la Ciudad de México, Sebastián salió a recolectar limosnas para los frailes durante los siguientes 25 años. Su caridad hacia todos le valió el apodo de “Ángel de México”.

Sebastián fue beatificado en 1787 y es conocido como patrón de los viajeros.

Reflexión

Según la Regla de San Francisco , los frailes debían trabajar para el pan de cada día. A veces, sin embargo, su trabajo no cubría sus necesidades; por ejemplo, trabajar con personas que sufrían de lepra reportaba poca o ninguna remuneración. En casos como estos, a los frailes se les permitía pedir limosna, teniendo siempre presente la advertencia de Francisco de dejar que su buen ejemplo los encomendara al pueblo. La vida del devoto Sebastián acercó a muchos a Dios.

25 de febrero