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6 de febrero | San Pablo Miki y compañeros

San Pablo Miki y compañeros

Historia de San Pablo Miki y compañeros

Nagasaki, Japón, es familiar para los estadounidenses como la ciudad en la que se lanzó la segunda bomba atómica, que mató inmediatamente a más de 37.000 personas. Tres siglos y medio antes, 26 mártires de Japón fueron crucificados en una colina, ahora conocida como la Montaña Sagrada, que domina Nagasaki. Entre ellos había sacerdotes, hermanos y laicos, franciscanos, jesuitas y miembros de la Orden Franciscana Seglar; había catequistas, médicos, simples artesanos y sirvientes, ancianos y niños inocentes, todos unidos en una fe común y amor por Jesús y su Iglesia.

El hermano Paul Miki, jesuita y nativo de Japón, se ha convertido en el más conocido entre los mártires de Japón. Mientras colgaba de una cruz, Paul Miki predicó a la gente reunida para la ejecución: “La sentencia del juicio dice que estos hombres vinieron a Japón desde Filipinas, pero yo no vine de ningún otro país. Soy un verdadero japonés. La única razón por la que me mataron es que he enseñado la doctrina de Cristo. Ciertamente enseñé la doctrina de Cristo. Doy gracias a Dios que es por eso que muero. Creo que solo estoy diciendo la verdad antes de morir. Sé que me creéis y quiero deciros a todos una vez más: pedid a Cristo que os ayude a ser felices. Obedezco a Cristo. Siguiendo el ejemplo de Cristo, perdono a mis perseguidores. No los odio. Pido a Dios que tenga piedad de todos, y espero que mi sangre caiga sobre mis semejantes como lluvia fecunda”.

Cuando los misioneros regresaron a Japón en la década de 1860, al principio no encontraron ningún rastro del cristianismo. Pero después de establecerse, descubrieron que miles de cristianos vivían alrededor de Nagasaki y que habían preservado la fe en secreto. Beatificados en 1627, los mártires de Japón fueron finalmente canonizados en 1862.

Reflexión

Hoy ha llegado una nueva era para la Iglesia en Japón. Aunque el número de católicos no es grande, la Iglesia es respetada y tiene total libertad religiosa. La expansión del cristianismo en el Lejano Oriente es lenta y difícil. Una fe como la de los 26 mártires se necesita tanto hoy como en 1597.

6 de febrero

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