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12 de junio | Beata Jolenta de Polonia

Beata Jolenta de Polonia

La historia de la Beata Jolenta de Polonia

Jolenta era hija de Bela IV, rey de Hungría. Su hermana, santa Cunegunda, estaba casada con el duque de Polonia. Jolenta fue enviada a Polonia, donde su hermana debía supervisar su educación. Eventualmente casada con Boleslao, el duque de la Gran Polonia, Jolenta pudo usar sus medios materiales para ayudar a los pobres, los enfermos, las viudas y los huérfanos. Su esposo se unió a ella en la construcción de hospitales, conventos e iglesias, por lo que recibió el sobrenombre de “el Piadoso”.

A la muerte de su marido y el matrimonio de dos de sus hijas, Jolenta y su tercera hija ingresaron en el convento de las Clarisas. La guerra obligó a Jolenta a mudarse a otro convento donde, a pesar de su desgana, fue nombrada abadesa.

Tan bien sirvió Jolenta a sus hermanas franciscanas con la palabra y el ejemplo, que su fama y buenas obras continuaron extendiéndose más allá de los muros del claustro. Su devoción favorita era la Pasión de Cristo. De hecho, Jesús se le apareció, hablándole de su próxima muerte. Se dice que en su tumba ocurrieron muchos milagros, hasta nuestros días.

Reflexión

La historia de Jolenta comienza como un cuento de hadas. Pero los cuentos de hadas rara vez incluyen la muerte del príncipe y nunca terminan con la princesa viviendo sus días en un convento. No obstante, la historia de Jolenta tiene un final feliz. Su vida de caridad hacia los pobres y la devoción a sus hermanas franciscanas la llevaron a un "felices para siempre". Nuestras vidas pueden tener pocos elementos de cuentos de hadas, pero nuestra generosidad y nuestra voluntad de servir bien a las personas con las que vivimos nos llevan a un final más feliz de lo que podemos imaginar.

12 de junio

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