Historia de San Maximiliano

Tenemos un relato temprano, casi sin adornos, del martirio de San Maximiliano en la actual Argelia.

Llevado ante el procónsul Dion, Maximiliano rechazó el alistamiento en el ejército romano diciendo: “No puedo servir, no puedo hacer el mal. Soy cristiano."

Dion respondió: “Debes servir o morir”.

Maximiliano: “Nunca serviré. Puedes cortarme la cabeza, pero no seré un soldado de este mundo, porque soy un soldado de Cristo. Mi ejército es el ejército de Dios, y no puedo luchar por este mundo. Te digo que soy cristiano.

Dion: “Hay soldados cristianos al servicio de nuestros gobernantes Diocleciano y Maximiano, Constancio y Galerio”.

Maximiliano: “Eso es asunto de ellos. Yo también soy cristiano y no puedo servir”.

Dion: “¿Pero qué daño hacen los soldados?”

Maximiliano: “Lo sabes bastante bien”.

Dion: “Si no prestas tu servicio, te condenaré a muerte por desacato al ejército”.

Maximiliano: “No moriré. Si me voy de esta tierra, mi alma vivirá con Cristo mi Señor.”

Maximiliano tenía 21 años cuando con gusto ofreció su vida a Dios. Su padre se fue a casa del lugar de la ejecución gozoso, dando gracias a Dios por haber podido ofrecer al cielo tal regalo.

Reflexión

En esta celebración encontramos un hijo inspirador y un padre increíble. Ambos hombres estaban llenos de una gran fe y esperanza. Pidámosles que nos ayuden en nuestra lucha por permanecer fieles.

14 de marzo